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Archive for the ‘budismo’ Category

hola por cuestiones dee facilidad estare publicando en bloger en la esta direccion

unblogpsicotico

ahi es donde me podran leer espero sus comentarios

 

gracias

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fuente : budismo

¿Por qué los budistas hacen rituales?
Como se sabe el budismo no cuenta con un Dios creador y omnipotente. Este rasgo, para muchos, representa algo muy atractivo y sorprendente; De este modo cabe preguntar ¿cuál es el papel de las prácticas devocionales en una tradición que no cree en Dios? y ¿qué tienen que ver las imágenes del Buda, las reverencias, y rituales con el desarrollo de la conciencia y de las emociones positivas de un individuo?
Varias formas de ritual
La práctica devocional en el budismo puede ser algo tan simple como la contemplación de una estatua del Buda o se da al experimentar un sentimiento de paz y tranquilidad. Puede incluir la recitación de unos cuantos versos tradicionales, la visualización de ciertas imágenes coloridas en nuestra mente o la participación con otros en un conmovedor y dramático ritual, que quizás incorpora poesía, música, extractos de textos, incienso y ofrendas.
Devoción
Cualquiera que sea la forma de esas prácticas, el principal propósito siempre es el mismo: alimentar y fortalecer nuestra devoción. Esto se refiere a la devoción en dos sentidos; el primero es la devoción en el compromiso de convertir en algo real y concreto nuestro progreso en el sendero, mientras que el segundo es el de la devoción como una actitud de autotrascendencia, que es capaz de ver la importancia real de la vida como algo que yace por encima y más allá de nuestros caprichos y temores personales. Estos dos aspectos, de hecho, son inseparables aunque por cuestiones prácticas hablaremos de ellos individualmente.
1. La devoción como compromiso
Si queremos obtener buenos resultados en cualquier área -en el arte, el mundo académico, los deportes o en cualquier oficio especializado- necesitamos dedicación y compromiso: necesitamos devoción.
No es posible alcanzar un logro genuino sin un esfuerzo de nuestra parte, y es difícil esforzarse si no existe un compromiso que nos motive a continuar cuando sería más fácil desistir. Aún para alcanzar un objetivo ordinario, como el éxito en los negocios, se requieren muchas horas de arduo trabajo, seria determinación y una disposición a sacrificar, si es necesario, ciertos placeres y oportunidades. Es decir, se requiere de mucha devoción para llegar a una meta, así como la determinación para hacer lo que sea necesario para alcanzar nuestro objetivo.
El exito mundano es más fácil
Los logros espirituales son más difíciles que el éxito en los negocios, y no es de sorprender que para poder alcanzar cualquier progreso espiritual necesitemos una fuerte devoción, así como una dedicación firme en el empleo de los medios que nos permiten avanzar.
El ideal último para todos los budistas es la Iluminación, personificado por el Buda. Los medios que nos ayudan a acercamos a la Iluminación son las enseñanzas del Buda -llamadas «Dharma» en sánscrito- junto con la comunidad espiritual de budistas comprometidos que pueden enseñarnos, alentamos y apoyamos -la «Sangha»-. Estos tres -el Buda, las enseñanzas y la comunidad- son los principales objetos de devoción en todas las escuelas del budismo y se les conoce como las «Tres Joyas». Cuando alguien se compromete firmemente a las Tres Joyas se dice que está “yendo a refugio”.
¿Por qué, y de que se refugian los budistas?
Por el otro lado cuando alguien está “yendo a refugio” es cuando uno se convierte en budista.
Algunas personas al escuchar la frase «ir al refugio» por primera vez pueden malentenderla; si se interpreta de la forma equivocada.
Ir a refugio puede tener connotaciones de escondite o huída. Sin embargo, si pensamos en el significado no sólo los budistas van al refugio; todo mundo se refugia en algo ( dicho de otro modo: todos tratamos de derivar seguridad de algo). Nos refugiamos en cualquier cosa que hayamos puesto en el centro de nuestra vida y que consideremos como lo más importante para nosotros. Con frecuencia vamos al refugio de cosas diferentes dependiendo de la ocasión. Puede que nos refugiemos en los placeres físicos que nos proporcionan la comida y el sexo. Puede que vayamos al refugio que nos brinda el dinero, el confort, nuestra profesión, estatus o algún tipo de seguridad, un estilo de vida y cultural, la bebida o las drogas. Puede que nuestro refugio lo forme nuestra pareja sexual, familia o amigos.
Por el otro lado Al ir al refugio del Buda, sus enseñanzas y la comunidad espiritual, tenemos que producir un cambio fundamental en nuestras prioridades. En prioridades que al ser poco fiables y, de hecho, impermanentes e insatisfactorias- ya no se encuentren en el centro de nuestra vida.
¿Pero porque se necesitan practicas devocionales?
Quizás sea fácil entender que se necesita cierto compromiso para progresar en nuestra práctica del budismo. Pero ¿por qué necesitamos prácticas devocionales, las que nos parecen bastante extrañas, ajenas e incluso vergonzosas?
Para trascender nuestro condicionamiento necesitamos romper con las formas de actuar, pensar y sentir habituales. Cualquiera que haya intentado cambiar un viejo hábito sabe que no es algo sencillo. Darse cuenta de que tiene sentido realizar cierto cambio no es suficiente. Necesitamos la inspiración que nos dé la fuerza y la perseverancia requeridas para cambiar patrones negativos. Además necesitamos algo que nos recuerde nuestra determinación para cambiar, de tal modo que podamos superar la inercia de nuestros malos hábitos. Estos son dos de los principales propósitos de las prácticas devocionales: proporcionamos inspiración y recordamos lo que estamos tratando de alcanzar.
El ritual lleva a experimentar nuevas posibilidades
Una forma de ver cómo pueden ayudarnos las prácticas devocionales en este sentido es imaginar cómo seríamos si, en lugar de vivir en el tiempo presente y de estar rodeados de los amigos que tenemos, viviéramos con el Buda y sus seguidores, hace dos mil quinientos años. Es fácil imaginar que con el contacto diario del Buda, escuchándole e interactuando con sus discípulos avanzados nos sentiríamos fuertemente motivados. Si ahora mismo tuviéramos frente a nosotros un ser con una sabiduría clara y expansiva, un corazón abierto y una energía sin límites, el efecto que esta persona tendría en nosotros sería eléctrico. Tendría un impacto total en nuestra persona. Sentiríamos una gran inspiración y nuestro crecimiento hacia la Iluminación recibiría un poderoso impulso.
Si tuviéramos a un ser así frente a nosotros no sólo en una ocasión sino todos los días, el efecto se multiplicaría una y otra vez. Estaríamos inspirados constantemente y recordaríamos lo que es importante así como lo que no lo es. Nuestra vida cambiaría de forma radical y no padeceríamos la inercia, la duda, la distracción y el conflicto entre las diferentes metas que normalmente experimentamos. Más bien contaríamos con una fuerte energía, unificada y poderosamente dirigida hacia la meta de la Iluminación; y con este tipo de energía podríamos hacer maravillas.
Lamentablemente no vivimos con el Buda y a pesar de que quizás tengamos un maestro que nos sirva como sustituto del Buda -por lo menos en parte-, es poco probable que le veamos con frecuencia. Entonces, si no podemos tener la presencia física de un ser Iluminado diariamente, podemos ponemos en contacto diario con el Buda a través de nuestra facultad imaginal, con la ayuda de algún tipo de práctica devocional.
Este contacto imaginativo puede tener un gran efecto en nosotros. Puede inspirarnos, especialmente si le damos rienda suelta a nuestras emociones y capacidad imaginal.
Concreta y prácticamente
En un nivel más concreto y practico, puede servimos de recordatorio sobre las cosas importantes en nuestra vida, manteniéndonos en contacto con nuestro marco de referencia espiritual, concentrando nuestra energía y previniendo que nos sintamos agobiados por los aspectos inútiles de nuestro condicionamiento, que el mundo nos presenta constantemente.
2. La devoción como aspecto de auto trascendencia
Otro aspecto de la devoción es la entrega a algo más elevado y mayor que nuestros propios caprichos y temores, gustos y disgustos. La devoción en este sentido promueve una actitud hacia la vida que cambia nuestras prioridades, restándole importancia a nuestras preocupaciones pequeñas y dándosela a las cosas más importantes y trascendentes.
Gratitud y devoción
Una actitud devocional en este sentido puede incluir, por ejemplo, la devoción que le expresemos a quienes nos enseñan a nuestros maestros al dar a conocer las enseñanzas budistas más ampliamente a otros o al ayudar a nuestros amigos en la comunidad espiritual. Al final puede que se manifieste como un intenso deseo de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar al universo y, particularmente, para ayudar a todos los seres vivos.
Devoción es una palabra que expresa una gama de emociones que surgen cuando estamos transformándonos
La devoción en este sentido es un rasgo del desarrollo espiritual. Es un aspecto de nuestra amplia visión y una faceta en nuestro intento de liberarnos de nuestras obsesiones egoístas. Conforme crecemos nosotros, nuestra devoción aumenta. Mientras que aumenta nuestra devoción nosotros crecemos.
Por esta razón las prácticas devocionales contribuyen directamente a nuestro progreso hacia la Iluminación. Una de las maneras en que lo hace es ayudándonos a descubrir y profundizar ciertas emociones poderosas: la reverencia, la gratitud, la celebración, un cálido sentimiento de comunión con otros y la apreciación de la gran belleza y el misterio de la existencia. Estas emociones son respuestas a nuestro impulso por crecer y hacen que se debiliten las paredes que habíamos construido a nuestro alrededor, volviéndolas más transparentes. Con el tiempo, la práctica devocional regular – la experiencia continua de estas emociones expansivas- puede alterar toda nuestra percepción de la existencia en forma gradual. De este modo, en lugar de estar preguntando todo el tiempo qué puede hacer el mundo por nosotros, empezamos a superar nuestra niñez espiritual y nos preguntamos qué podemos hacer por el mundo.
La devoción al principio
La práctica devocional es un ejercicio creativo de la imaginación. No es un gesto de fe en relación a algún dogma ni una sumisión a un poder sobrenatural o una petición a un poder divino. Como con cualquier otro ejercicio de consciencia, la práctica devocional se vuelve más fácil cuanto más la realicemos. No hay razón alguna por la que un principiante en el budismo no pueda tomar parte en una práctica devocional.
Del mismo modo que no es necesario creer que los personajes de un libro, una película o una obra son reales para dejar que entren en nuestra imaginación y que estimulen nuestras emociones, refinándolas durante ese proceso, no es necesario creer en el Buda o en cualquier otra cosa para llevar a cabo una práctica budista. Podemos realizada con el mismo espíritu que le damos a una obra de ficción, simplemente suspendiendo nuestro escepticismo natural (y quizás sano), al menos, mientras dura el ejercicio y mientras podemos evaluar nuestra experiencia.
No es algo irreal
A pesar de que la práctica devocional es un ejercicio creativo, Seria un error rechazada y calificarla de ser un «simple» producto de la imaginación y por lo tanto algo irreal. Cuando imaginamos que estamos en la presencia del Buda, por ejemplo, podemos contactar ciertas fuerzas reales y poderosas, fuerzas que existen por cuenta propia, y que pueden tener un efecto bastante positivo en nuestra vida. Puede ser difícil aceptar esto si nunca hemos tenido una experiencia similar, pero es un hecho. Esto puede explicarse debido a que todos contamos con aspectos de la Budeidad dentro de nosotros; la práctica devocional puede ponernos en contacto con un potencial inexplorado en nuestro interior, nuestra propia sabiduría, compasión, nobleza, fuerza, capacidad para la acción iluminada y nuestro propio maestro interior. Al ayudamos a descubrir las riquezas escondidas de esta manera, la práctica devocional budista puede ser una potente técnica para contactar nuestros propios poderes abandonados.

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Temor a la muerte


«Morir es como dormirse. No debemos temer esta experiencia, a pesar de que sí lo hacemos, por eso morimos con temor o dolor. Temor y dolor son partes de la vida, a medida que entramos en ellos, nos transforman.

Cada uno de nosotros tiene una imagen amada en su corazón: un padre, una madre, alguien querido, un amigo… mantenlo en tu corazón, pues este es un modo frecuente de partir.

Muere con la alegría de partir de un mundo finito, liberando así al Ser infinito».

(Paul Reps)

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«DIEZ COSAS QUE PUEDES HACER PARA MARCAR LA DIFERENCIA.»

CONSEJOS DEL DALAI LAMA

1. Haz oraciones de aspiración. Hacemos oraciones de aspiración por todos los seres sintientes. Esto debería incluir también a la Tierra, que nos mantiene y nos da vida. Podemos rezar por un mundo más armonioso donde los humanos reconozcan cómo sus acciones han dañado a la Tierra, y por que cambien este comportamiento.

2. Lee, discute y desarrolla un entendimiento de asuntos medioambientales y cómo te afectan, a tí y a tu comunidad.

3. Hazte vegetariano. No solo practicarás compasión por todos los seres sintientes, sino que reducirás los recursos naturales que utilizas. Se necesitan unos 100.000 litros de agua para producir un kilo de carne de ternera, y tan solo 750 litros para producir un litro de trigo.

4. Vive de forma sencilla. Practica tus votos de Vinaya* y vive de forma tan sencilla como te sea posible, sin posesiones innecesarias.

5. Educa a la gente sobre los valores ecológicos. Siempre que sea posible, cuenta historias de tradiciones budistas que ilustren la armonía entre la gente y la naturaleza.

6. No te limites a amontonar basura. Recoge tus desechos y deshazte de ellos adecuadamente.

7. Usa menos papel. Se cortan un montón de árboles para producir papel. Incluso decisiones sencillas, como imprimir por las dos caras de la misma hoja, ya son un gran paso.

8. Usa menos plástico. Usamos bolsas de plástico durante unas pocas horas, a menudo durante apenas unos minutos. Sin embargo, se necesitan más de 500 años para que una bolsa de plástico se biodegrade del todo en el vertedero.

9. Cuando hagas ofrecimientos, hazlos saludables. Compra fruta mejor que dulces, y plantas enteras en lugar de cortar flores.

10. Apaga el interruptor: Si una luz o un aparato eléctrico está encendido y nadie lo está usando, apágalo.

* Votos de Vinaya: Los votos reservados a los monjes.

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Palabra de buda

No trates de cambiar tu deber por el de otro, ni descuides tu trabajo por hacer el de otro. No importa lo noble que éste pueda ser. Estás aquí para descubrir tu propio camino y entregarte a él en cuerpo y alma

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“Un ser humano es parte de un todo, al que llamamos ‘universo’, una parte limitada en el tiempo y en el espacio. Se siente a sí mismo, a sus pensamientos y sus sentimientos, como algo separado del resto –una especie de ilusión óptica de su consciencia. Esta falsa ilusión es un tipo de prisión, que nos restringe a nuestros deseos personales y al afecto hacia las pocas personas que están cercanas. Nuestra tarea debe ser liberarnos de esta prisión ensanchando nuestro círculo de compasión hasta estrechar todas las criaturas vivientes y a la totalidad de la naturaleza en su belleza. Nadie puede lograr esto completamente, pero el intentar tal logro es en sí parte de la liberación, y la base de una seguridad interna.” A. Einstein.

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los 5 recordatorios

Buda nos aconseja recitar los “Cinco Recordatorios” cada día:

1. Por mi naturaleza estoy destinado a envejecer. No hay forma de huir del envejecimiento.

2. Por mi naturaleza estoy destinado a caer enfermo. No hay forma de huir de la enfermedad.

3. Por mi naturaleza estoy destinado a morir. No hay forma de huir de la muerte.

4. Todo cuanto yo quiero y las personas a las que amo tienen la naturaleza del cambio. No hay forma de evitar tener que separarme de todo ello.

5. Mis acciones son lo único que realmente me pertenece. No puedo huir de las consecuencias de mis acciones. Ellas son la base que me soporta.

Esto no es fatalismo, es una invitación a vivir con la conciencia plena aquí y ahora en la absoluta felicidad del presente, del desapego al mismo concepto de permanencia. Eso nos levará a la plenitud y al cese del sufrimiento.

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La Ilusion del ego


Por lo general nos consideramos como una yo-entidad, identificando al cuerpo y la mente con el “yo” o creyendo que tenemos un “yo” o creyendo que tenemos un “yo” detrás de los mismos, en alguna forma misteriosa.

Esto se toma como tan obvio que está mas allá de toda disputa. Y sin embargo, el Budismo sostiene que esta aparente presencia de un “ser” es una ilusión, un espejismo. Cuando observamos con cuidado no encontramos una personalidad, un “yo”, sino solamente cinco agregados, los cuales son insustanciales, sin ser inherente. Tal vez el argumento se aclare con el siguiente ejemplo. Supongamos que caminamos a lo largo de un camino campestre durante la noche; en un momento dado miramos hacia el suelo y repentinamente vemos una víbora; nos asustamos y apuntamos nuestra lámpara de mano hacia ella; miramos nuevamente y descubrimos que es sólo una cuerda…¡No hay tal víbora! De manera que concluímos que no hay una víbora. La cuerda pareció ser una víbora debido a que nuestra visión estaba obscurecida por la noche, debido a que no apuntamos propiamente nuestra luz. Como resultado de ver esa supuesta “víbora” nos llenamos de miedo y preocupación. Cuando encontramos que era sólo una cuerda, la apariencia de una víbora se disolvió; vimos la cuerda y nuestros temores, así mismo, se esfumaron. Nos tornamos felices y contentos, nos sentimos libres de peligro. Podemos comparar la cuerda con la personalidad, el complejo de los cinco agregados, y la víbora con la idea del “yo” o el ego. Debido a nuestra ignorancia no vemos a los cinco agregados tal como son, simplemente como cinco agregados. Los vemos como un “yo”, como un ego substancial, y mientras carezcamos de introspección directa, continuaremos tomando a los cinco agregados como “yo”, evaluando toda nuestra experiencia desde esa perspectiva, desde el punto de vista del apego al ego. Pero cuando desarrollamos sabiduría, podemos aplicar esa sabiduría hacia nuestra personalidad de la misma manera que aplicamos el haz luminoso sobre la cuerda, viendo entonces a la persona como un complejo de los cinco agregados, no como una personalidad, ni conteniendo una alma o entidad substancial y perdurable. En el marco del budismo, los cinco agregados son los procesos en que se clasifica toda la experiencia individual de cada persona. En ellos no existe un sí-mismo (alma o esencia de la persona). En vez de ello el individuo es visto como un complejo cuerpo-mente, el cual existe por un flujo de procesos interdependientes o dharmas (las unidades básicas de un fenómeno, escrito en minúsculas para diferenciarlos del Dharma con mayúscula, las enseñanzas o la ley natural).
Estos agregados o agrupación de dharmas se llaman skandha (en idioma sánscrito) y khandha (en pāḷí). Son:
Forma y cuerpo (rūpa): incluye no solo el cuerpo en sí, sino además la propia imagen que la persona se hace de éste.
Sentimientos y sensaciones (vedanā): son los datos (o información pura) que se reciben a través de los cinco sentidos y también a través de la mente. Pueden ser agradables, dolorosos o neutros.
Percepción y memoria (en sánscrito sangñā, en pāḷi saññā): es el registro que se hace de esos estímulos sensoriales puros que la persona convierte en objetos reconocibles y distinguibles. Los pensamientos e ideas también se consideran objetos.
Estados mentales (en sánscrito samskāra, en pāḷi sankhāra): ‘confección, creación, formación, hacer’. Son los ‘impulsos de la voluntad’. Es la construcción de la representación o de la experiencia subjetiva del objeto percibido.
Conciencia (en sánscrito vigñāna, en pāḷi viññāna). Es un acto de atención o respuesta de la mente en el que el conocimiento del objeto se hace consciente en nosotros. La conciencia desaparece y resurge cambiada de un instante a otro y actúa de manera discriminatoria y parcial ya que existe un aferramiento a lo percibido como deseable, un rechazo contra lo no-deseable e indiferencia a lo neutro. Este constante movimiento genera insatisfacción o sufrimiento al no poder controlar como esos objetos percibidos aparecerán.
Todos los cinco agregados son impermanentes e inestables. Por eso en ninguno de ellos se podrá encontrar la esencia del ser o del yo. El entrenamiento budista busca conseguir que el practicante llegue a darse cuenta de manera constante cómo opera este proceso. Esto constituye un cultivo (bhavana) de la mente del seguidor. La importancia que el budismo da a poder realizar la insustancialidad radica en la consideración que hace de que la satisfacción permanente es sólo alcanzable sin una constante aparición de expectativas o temores para o de este yo diferenciado del mundo.

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¿Qué es el Karma?
Buda dijo:

¡Oh!, monjes, es la volición lo que llamo karma.

El sentido popular de karma es acción o hacer, pero como término técnico, karma significa volición o voluntad. Cuando uno hace algo, existe la volición antes de la acción, y esa voluntad, el esfuerzo mental, se denomina karma.

Buda explicó que, habiendo deseado, uno después actúa con el cuerpo, las palabras y la mente. En cualquier cosa que uno hace, hay algún tipo de karma, esfuerzo mental, voluntad, volición. La volición es uno de los cincuenta y dos factores mentales que surgen junto con la conciencia. Cuando uno hace algo, como una ofrenda a Buda o un acto compasivo, hay volición que lo induce a uno a dar, y esta volición se denomina karma. En consecuencia, el karma es la causa y no el efecto. Algunos dicen que karma significa la causa, las acciones, y también los efectos. En el Budismo Theravada, karma significa únicamente la causa.
La correcta atención nos permite realizar buen karma mientras que la incorrecta atención producirá mal karma. Los resultados o frutos futuros dependen de nuestra volición o karma en el presente. Es una ley universal, cósmica, y todos estamos sometidos a ella.

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El Budismo no cree ni identifica ninguna «alma», y no cree en ningún principio mental personal que pase de una a otra existencia. En el Budismo renacer no significa (a diferencia de la metempsicosis o reencarnación hindú) ninguna trasmigración de un «yo» o identidad de un ego personal

. La noción de «renacimiento» es inexacta también si la analizamos a fondo pues no nacemos de nuevo con nuestra identidad, ni física, ni mental. El renacimiento en el Budismo no significa ninguna repetición o reposición del «yo», es una continuidad de los procesos psíquicos ya existentes que sobreviven a la muerte física. La reconstrucción de los principios intelectuales que dan identidad a la persona no puede llegar a producirse, pues el «yo» no existe como tal, es un agregado de distintos factores y condiciones. Es más una condición que una entidad. Para los budistas, como he dicho, no hay una entidad independiente e inmutable que sobreviva a la muerte del cuerpo, no existe mas que un flujo, no es un yo. El Budismo, con su análisis, reduce al ser vivo a mente y materia, que están en un estado de flujo y cambio constante, sin permanecer iguales por dos momentos consecutivos. Todo el proceso de estos fenómenos psicofísicos, que constantemente surgen y perecen, es a veces denominado por Buda, en términos convencionales, el Sí-mismo, o attā; pero lo así denominado es un proceso y no una identidad. «Este ininterrumpido flujo de vida dinámico o continuidad de los fenómenos psicofísicos condicionados por el karma, carente de un origen perceptible en el pasado sin comienzo y de un fin a su continuidad en el futuro, es el sustituto budista para el ego permanente o el alma eterna en otros sistemas religiosos», nos dice Narada Maha Thera, monje budista de Sri Lanka. En el momento de la concepción, es el karma, o la acción pasada, quien condiciona la conciencia inicial que vitaliza al feto. Es esta energía kármica invisible, generada del nacimiento pasado, la que produce los fenómenos mentales y el fenómeno de la vida en un fenómeno físico ya existente. «Esta corriente de vida fluye ad infinitun – continúa diciendo Narada – mientras la alimentan las enlodadas aguas de la ignorancia y el deseo. Cuando estos dos elementos son completamente detenidos, sólo entonces la corriente de vida deja de fluir; el renacer termina, como en el caso de los Budas. «

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